(Imagen de portada ARCHIVO: Aviones de combate J-10 de la Fuerza Aérea China. © REUTERS / Jason Lee )
El gobierno de Taiwán ha informado de que 28 aviones chinos, incluidos cazas y bombarderos con capacidad nuclear, entraron en su zona de identificación de defensa aérea (ADIZ) en la mayor «incursión» hasta la fecha.
En un comunicado publicado en el sitio web del Ministerio de Defensa Nacional de Taiwán, la nación describió la supuesta violación de su ADIZ por parte del Ejército de Liberación Popular Comunista de China, que supuestamente incluyó catorce cazas J-16 y 6 J-11, así como aviones antisubmarinos y bombarderos con capacidad nuclear.
Taiwán, que China considera parte integrante del país, ha denunciado un aumento de los sobrevuelos chinos en los últimos meses, incluyendo la entrada de 25 aviones del Ejército Popular de Liberación en la ADIZ en abril, días después de que 10 aviones entraran en la zona de defensa de la isla.
Pekín aún no ha reconocido la actividad denunciada, pero se produce días después de que el grupo de líderes del G7 hiciera pública una declaración conjunta «en la que se pide a China que respete los derechos humanos y las libertades fundamentales». Se considera que las observaciones del G7 se refieren directamente al comportamiento de China en torno al Mar de China Meridional y a Taiwán.
China respondió a la declaración del G7 el lunes, expresando su «fuerte insatisfacción» con las críticas, que según Pekín eran una «grave violación de las normas básicas de las relaciones internacionales». En respuesta a las preocupaciones planteadas por el G7, China defendió sus acciones, afirmando que «defenderá con determinación la soberanía nacional, la seguridad y los intereses de desarrollo».
A principios de junio, China y Estados Unidos se enfrentaron por la visita a Taipei de tres senadores estadounidenses en un avión de transporte militar. Los dos demócratas y un republicano se reunieron con funcionarios taiwaneses durante un viaje de tres horas a la isla, en lo que el Ministerio de Defensa chino calificó de «espectáculo político» y «vil provocación política».