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La erupción de este mes del volcán Hunga Tonga-Hunga Ha’apai provocó misteriosas ondulaciones concéntricas en la atmósfera que nunca antes se habían visto.

Los científicos creen que las ondulaciones fueron causadas por las llamadas ondas acústico-gravitacionales (AGW), pero no todo es tan sencillo como puede parecer a primera vista.

Aunque las ondas AGW no son desconocidas para los investigadores, nunca antes se habían registrado de forma tan distintiva durante las erupciones volcánicas. Las potentes AGW suelen estar asociadas a los terremotos y los tsunamis, así como a algunos acontecimientos de origen humano, como el lanzamiento de cohetes o las explosiones.

Diego Aliaga, de la Universidad de Helsinki, ha tuiteado sobre las «sorprendentes» consecuencias de la erupción de Tonga, añadiendo que, tras siete días del fenómeno natural, «la onda de choque sigue dando la vuelta al planeta (¡10 veces!) y todavía puede ser detectada en el infrarrojo por satélites geoestacionarios como GOES16 y GOES17».
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