Bajo el calor abrasador del verano iraquí, miles de personas se reunieron el viernes en la Zona Verde de Bagdad para rezar en masa.
Algunos se envolvieron la cara con paños empapados en agua, otros trajeron agua embotellada para verterla sobre sus cabezas, muchos llevaban paraguas… todo en un esfuerzo por aliviar un poco el calor abrasador.
Mientras el sol golpeaba a la multitud de miles de personas que se agolpaban en la plaza, en gran parte descubierta, del centro de Bagdad, algunos empezaron a desmayarse.
«Hacía mucho calor», dijo Haafez Alobaidi a Al Jazeera después de la oración convocada por el influyente líder chiíta Muqtada al-Sadr.
«Cuando el aire estaba quieto, me sentía como si me estuvieran asando en un horno», dijo Alobaidi.
«Cuando había brisa, sentía como si un secador de pelo me soplara en la cara… con toda su fuerza», dijo.
«Pensabas que viviendo en Irak te acostumbrarías a este tipo de clima, pero no, ningún ser humano debería vivir con este clima».
Las olas de calor se extienden por todo Irak.
Las temperaturas se han disparado hasta casi 50 grados centígrados en Bagdad casi a diario, y en la ciudad sureña de Basora, las temperaturas se han acercado a los 53 grados, peligrosamente altas en un país que tiene una carencia crónica de infraestructuras y servicios básicos, y que además está sumido en una crisis política.
Todos los veranos, Irak sufre olas de calor de distinta intensidad, y este año no es una excepción.