(Imagen portada : El Estado Mayor de la Defensa Nacional Helénica )
No es la primera vez en las últimas cuatro semanas que las fuerzas aéreas de los dos países han intercambiado aviones para interceptar a los cazas del otro por haber violado las fronteras. Los incidentes se han intensificado en medio de la reciente decisión de Ankara de renovar los estudios geológicos en las aguas de Chipre, a pesar de las protestas de Atenas.
Varios F-16 de la Fuerza Aérea griega, que habían sido enviados para escoltar a un bombardero B-52 de la OTAN que pasaba, se desviaron de su misión de interceptar y expulsar cuatro aviones de combate turcos que habían entrado en la Región de Información de Vuelo de Atenas el 29 de agosto, zona en la que Grecia se hace cargo de la gestión del tráfico aéreo. El organismo de defensa nacional de Grecia calificó las acciones de la Fuerza Aérea turca de «provocadoras y antipáticas».
El vuelo del bombardero B-52 forma parte de la misión «Allied Sky», bajo la cual seis de estos bombarderos cruzaron el espacio aéreo de 30 estados de la OTAN en una muestra de solidaridad. El B-52, escoltado por los F-16 griegos, estaba en transición desde el espacio aéreo turco, donde había sido escoltado por las fuerzas de Ankara, además de realizar un reabastecimiento en el aire. No está claro si los cuatro aviones de combate turcos eran los que escoltaban al bombardero de la OTAN, o por qué se acercaron tanto a las fronteras aéreas griegas.
Las tensiones greco-turcas en el Mediterráneo Oriental
Un día antes del encuentro, el Ministerio de Defensa turco informó de que sus F-16 habían sido enviados a interceptar seis aviones de combate F-16 griegos el 27 de agosto, después de que se acercaran a la zona turca de NAVITEX, un área cercana a la costa y cubierta por un sistema de navegación de barcos NAVITEX. Los cazas griegos estaban volando desde Creta a la parte sur de Chipre cuando la Fuerza Aérea turca desplegó sus F-16.
Las tensiones entre los dos países se intensificaron al poner sus ejércitos en alerta en medio de una disputa re-emergente sobre los recursos energéticos en el Mediterráneo oriental. Turquía anunció recientemente que reanudaría los estudios sísmicos para buscar recursos de combustibles fósiles en las aguas frente a Chipre, de los que afirma ser propietaria en virtud de un acuerdo no reconocido por Atenas. Como Atenas no reconoce las afirmaciones de Ankara, sus aliados europeos han prestado su apoyo a Grecia, al tiempo que instan a ambas partes a resolver la cuestión mediante el diálogo. En una reciente declaración, la canciller alemana Angela Merkel dijo que todos los países de la Unión Europea tienen la obligación de apoyar a Grecia en este conflicto, añadiendo que ha discutido el tema «intensamente» con el presidente francés Emmanuel Macron.