El gobierno estadounidense busca lanzar un reactor de 100 kilovatios y reemplazar la EEI antes de que China llegue a la Luna
🔧 Reactor nuclear en la Luna: una prioridad nacional
El secretario de Transporte de EE.UU., Sean Duffy, quien actualmente actúa también como administrador interino de la NASA, anunciará esta semana una ambiciosa directiva para desarrollar y lanzar un reactor nuclear en la superficie lunar antes del año 2030.
El plan contempla solicitar propuestas a la industria privada para construir un sistema de energía de 100 kilovatios, clave para sostener misiones tripuladas a largo plazo en la Luna. Según un informe reciente, el reactor servirá como fuente energética fundamental para las próximas bases lunares, como parte del programa Artemis de la NASA.
🛰️ Reemplazo de la Estación Espacial Internacional
Además del reactor lunar, la nueva directiva también exigirá a la NASA agilizar la transición de la actual Estación Espacial Internacional (EEI) a nuevas estaciones espaciales de operación comercial. Duffy planea adjudicar al menos dos contratos privados en un plazo de seis meses tras la apertura de la convocatoria.
El objetivo es tener una nueva estación en órbita terrestre antes de 2030, lo que permitiría a EE.UU. mantener una presencia orbital constante sin depender de infraestructuras obsoletas o alianzas internacionales inciertas.
🌖 La nueva carrera espacial: EE.UU. vs. China
Un alto funcionario de la NASA declaró que «se trata de ganar la segunda carrera espacial», haciendo referencia directa a los planes de China de enviar su primer astronauta a la Luna en esta misma década. La coincidencia de fechas —2030— no es casual: ambas potencias están compitiendo por establecer una presencia sostenida en la superficie lunar.
La directiva ordena a la NASA nombrar un líder del proyecto y recopilar aportes del sector privado en un plazo de 60 días, con el fin de cumplir los exigentes plazos del plan.
🔍 ¿Por qué energía nuclear en la Luna?
La energía solar, aunque abundante en la superficie lunar, es intermitente debido a las largas noches lunares que duran hasta 14 días terrestres. Un reactor nuclear pequeño, robusto y autónomo permitiría mantener encendidas las bases y equipos científicos sin depender de condiciones externas.
Esta apuesta marca un giro estratégico en el uso de tecnologías nucleares fuera de la Tierra, y consolida la idea de que la Luna no es solo un destino científico, sino también un punto geopolítico clave para el siglo XXI.

