Han pasado ya seis meses desde que nacieron en China los primeros bebés editados genéticamente en el mundo, pero los investigadores de EE.UU. advierten que, aunque las niñas gemelas pueden ser más resistentes al VIH, también tienen «un aumento significativo de la mortalidad».
El genetista He Jiankui, apodado el «Frankenstein chino», conmocionó al mundo en noviembre de 2018 cuando anunció que había creado los primeros bebés editados genéticamente. Él y su equipo editaron el gen CCR5 de dos bebés gemelos (un tercer niño editado genéticamente nacerá este verano) en un intento de hacerlos inmunes al VIH.
Sin embargo, resulta que las personas con la variante de ese genoma que él y su equipo dieron a los niños tienen 21 por ciento más probabilidades de morir más jóvenes, según investigadores de la UC Berkeley.
Después de haber buscado en un vasto depósito de ADN humano de unas 400.000 personas, los científicos de Berkeley descubrieron que el CCR5 es una especie de espada de doble filo: aunque podría otorgar a los niños una mayor inmunidad al virus del VIH, los deja más susceptibles a las peligrosas cepas de gripe y al virus del Nilo Occidental.
«Lo que encontramos es que habían aumentado significativamente la mortalidad», dijo Rasmus Nielsen, investigador principal, a NPR, dando la desafortunada noticia de que las niñas gemelas tienen ahora 21 por ciento menos probabilidades de vivir hasta la edad de 76 años como resultado de la edición de CRISPR a la que fueron sometidas.
La comunidad científica en general se indignó cuando aparecieron por primera vez los informes de los experimentos humanos de Él y parece que su indignación ha sido justificada.
Además, de acuerdo con los datos que Él mismo presentó el año pasado después de su bombazo anuncio, ni siquiera logró editar el gen específico como se pretendía, enfatizando aún más el riesgo inherente a jugar a ser dios con nuestro propio ADN.
Los cambios realizados podrían durar generaciones, lo que pondría aún más de manifiesto las dramáticas consecuencias del fracaso y los estrechísimos márgenes de error.