La isla principal de Luzón fue golpeada por una fuerte tormenta que provocó evacuaciones masivas en las zonas costeras y en las comunidades de las laderas.
Manila, Filipinas – El tifón Kammuri golpeó a Filipinas cuando tocó tierra por cuarta vez el martes por la tarde, con vientos de hasta 170 km/hora.
Según la Oficina Meteorológica de Filipinas, las lluvias intensas y continuas se ciernen sobre la capital y las provincias vecinas.
Se aconsejó a los ciudadanos que estuvieran atentos a las mareas de tormenta de hasta 3 metros (10 pies) y a las inundaciones. Se esperaba que Kammuri saliera del país el jueves.
El tifón de categoría 4 dejó un rastro de árboles caídos y vehículos volcados a su paso. Dejando 4 muertos al momento y más de 200.000 personas fueron evacuadas.
«Hay informes iniciales de casas voladas, líneas eléctricas y de comunicación cortadas, carreteras bloqueadas», dijo Dick Gordon, presidente de la Cruz Roja, en una entrevista.
«Si el tifón golpea una zona tan poblada como Manila, podría provocar inundaciones. Pero podemos manejar las inundaciones», dijo.
El aeropuerto de Legazpi en Albay fue gravemente dañado con una parte de su techo volado y las ventanas rotas.
Gordon dijo que una vez que las carreteras estuvieran limpias de escombros, se tendría una idea más clara de la magnitud de los daños.
«Con suerte, obtendremos un pase gratis, pero aún es demasiado pronto para saberlo porque muchas zonas siguen siendo inaccesibles», dijo.
Evacuaciones en masa
El tifón Kammuri, el vigésimo tifón que azotó Filipinas este año, se estrelló contra la isla principal de Luzón justo antes de la medianoche, lo que provocó evacuaciones masivas en las zonas costeras y en las comunidades de las laderas.
La agencia gubernamental de desastres comenzó a trasladar a la gente fuera de docenas de áreas en el sur de Luzón el lunes, cuando las autoridades elevaron el nivel de alerta de ciclones en 35 provincias. A las personas que se encontraban en el camino del tifón se les advirtió que estuvieran alerta ante los deslizamientos de tierra, las mareas de tempestad y las inundaciones en medio de fuertes vientos y lluvias torrenciales.
Lovely Suárez, de 48 años, estuvo ocupada toda la mañana llamando a las puertas de sus vecinos para pedirles y a veces rogarles que evacuaran.
Suárez vive en Baseco Manila en lo que ha sido clasificado como una zona de peligro ya que las casas están rodeadas de agua en ambos lados.
«La mayoría de la gente sigue. Comenzaron a evacuar anoche, empezando por los niños. Pero algunos son tercos y no escuchan. Dicen que están acostumbrados a los tifones y que han sobrevivido[y] que sobrevivirán a éste», dijo Suárez.
John Rey Cano, de 29 años, un investigador independiente, se preparó para una noche de lluvia implacable. Se abasteció de comida y cargó su teléfono móvil y los bancos de energía. También se aseguró de tener a mano tres días de ropa de repuesto.
Un residente de Manila toda su vida, Cano dijo que sabe cómo las lluvias torrenciales como la del tifón Ketsana en 2009 pueden paralizar la ciudad y paralizar los servicios de los que depende.
«No tuvimos agua, ni electricidad durante días. Tuve que buscar agua de una bomba. No me arriesgaré», le dijo