Al menos 35 personas han muerto en México después de beber metanol, el último de una serie de envenenamientos masivos por mal alcohol desde que el país prohibió la venta de cerveza y muchos pueblos prohibieron la venta de licor.
Por lo menos 20 personas murieron de una presunta intoxicación por metanol en la ciudad de Chiconcuautla, en el estado central de Puebla. Las autoridades estatales dijeron que habían cerrado las tiendas donde se había vendido el licor sospechoso y se incautaron de unos 50 galones (200 litros) de éste.
Y en el estado de Morelos, al sur de la Ciudad de México, los inspectores se incautaron de cuatro jarras de cinco galones (20 litros) de alcohol sin etiquetar que se creía que era la causa de 15 muertes por envenenamiento en el caserío de Telixtac. Los muertos eran 14 hombres y una mujer.
A finales de abril, 25 personas murieron en el estado de Jalisco después de beber una marca barata de alcohol de caña conocida como «El Chorrito». Y los medios de comunicación locales informaron de que otras siete personas habían muerto recientemente por intoxicación con metanol en la aldea yucateca de Acanceh, pero las autoridades no respondieron inmediatamente a las solicitudes de información para confirmar ese incidente.
No está claro si los envenenamientos están relacionados con los nuevos bloqueos de coronavirus. Las autoridades no han dicho si la gente bebió el alcohol adulterado porque no había licor legítimo o si los efectos económicos del encierro han obligado a la gente a recurrir a versiones piratas más baratas.
La producción de cerveza en México se detuvo hace más de un mes cuando los funcionarios de salud declararon que la elaboración de cerveza era una actividad «no esencial».
El metanol es un primo venenoso del alcohol etílico presente en los licores normales y no se puede oler ni probar en las bebidas. Causa daños cerebrales y orgánicos retardados y sus síntomas incluyen dolor de pecho, náuseas, hiperventilación, ceguera e incluso coma.