(Imagen de portada Crédito (NASA Earth Observatory/Joshua Stevens) )
Una vasta «balsa salvavidas» hecha de roca flotante ha tocado tierra en Queensland, Australia, tras haber emergido de un volcán submarino en el Pacífico el año pasado. Los científicos creen que podría resucitar partes de la Gran Barrera de Coral.
La flota de rocas pómez flotantes, que en un momento dado tenía el doble del tamaño de Manhattan, emergió del volcán apodado ‘Volcán F’ o ‘0403-091’ que entró en erupción el pasado agosto cerca de las islas de Vavaʻu en Tonga.
La flotilla de roca flotante, que medía aproximadamente 20.000 campos de fútbol y tenía seis pulgadas de espesor en la mayoría de las partes, llegó a los titulares de todo el mundo gracias a varios videos virales que mostraban la asombrosa extensión de la estructura natural.
Ahora ha completado su viaje de 3.000 km y ha tocado tierra en Australia, donde puede comenzar a trabajar en la revitalización de la Gran Barrera de Coral entregando millones de organismos constructores de arrecifes que se han guardado a bordo, proporcionando lo que los investigadores llaman un «aumento de vitaminas».
«Las balsas de piedra pómez por sí solas no ayudarán a mitigar directamente los efectos del cambio climático en la Gran Barrera de Coral», dijo el Profesor Asociado Scott Bryan de la Universidad de Queensland.
Se trata de un aumento de nuevos reclutas, de nuevos corales y otros organismos constructores de arrecifes, que ocurre cada cinco años más o menos. Es casi como una inyección de vitaminas para la Gran Barrera de Coral».
Las rocas comenzaron a llegar en abril, pero la mayoría ya ha comenzado a tocar tierra, creando algunas vistas impresionantes en el proceso, en lo que Bryan describe como un «proceso muy antiguo» que muestra las conexiones entre los arrecifes de coral a miles de kilómetros de distancia.
Bryan y su equipo han enviado robots submarinos con cámaras y equipos de muestreo a la fuente volcánica situada frente a las costas de Tonga a varios intervalos y seguirán estudiando las muestras de roca volcánica en el origen y en el destino para arrojar luz sobre esta antigua conexión.
Los investigadores han identificado hasta ahora más de cien especies diferentes de organismos adheridos a las rocas pómez, lo que estimulará la biodiversidad en el arrecife e infundirá nueva vida a la atribulada región.
Se espera que el propio volcán se transforme en una isla en los próximos años.