(Imagen de portada Archivo)
Según la agencia, incluso un enjambre muy pequeño de langostas es capaz de comer en un día tanta comida como la que alimentaría a unas 35.000 personas. Por ello, para los países que sufren escasez de alimentos una invasión de estos insectos constituye una catástrofe nacional.
La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) pide 38 millones de dólares para seguir trabajando en Etiopía, Kenia y Somalia, mientras advierte de una nueva invasión de langostas en África oriental. La agencia dijo previamente que el brote, que se produjo en 2020, fue la peor crisis en décadas y que nuevos brotes suponen una amenaza potencial para la seguridad alimentaria de otros 20,1 millones de personas.
Según el informe de la FAO, los insectos inmaduros siguen llegando y dispersándose por Etiopía, Kenia y Somalia, donde en 2020 11,9 millones de personas sufrieron inseguridad alimentaria aguda. El organismo señaló que si llueve en las próximas semanas, los insectos que devoran los cultivos se extenderán aún más para madurar y poner huevos.
«Los enjambres podrían continuar hacia el centro de Kenia y quizás algunos enjambres podrían llegar a la región ecuatorial en el extremo sureste de Sudán del Sur, así como en el este de Uganda», dijo Keith Cressman, oficial de previsión de langostas de la FAO.
Hasta ahora la FAO ha rociado 1,6 millones de hectáreas con pesticidas para proteger los cultivos. Según Cressman, este tamaño de terreno es suficiente para alimentar a 21 millones de personas durante un año.
Como se mencionó anteriormente, la agencia busca 38 millones de dólares para «apoyar las acciones rápidas de control, así como para prevenir el deterioro de la situación de seguridad alimentaria y proteger los medios de subsistencia».
La invasión de langostas de 2020 provocó una destrucción catastrófica, ya que los insectos destruyeron decenas de miles de hectáreas de cultivos y pastos sólo en África.
Stephen Lekipasharan, un agricultor del condado de Isiolo, en Kenia, dijo que la invasión de 2020 fue tan terrible que tuvo que huir a un condado vecino.
«Devoraron toda la vegetación verde a su paso, dejando la tierra desolada. Tuvimos que escapar al condado vecino de Laikipia con nuestros animales para salvar nuestras vidas», dijo Lekipasharan.