A los científicos les preocupa que decenas de muertes inexplicables en un remoto santuario de chimpancés de Sierra Leona, que abarcan más de una década, puedan marcar una nueva generación de enfermedades zoonóticas que podrían saltar a los humanos.
Desde 2005, unos 56 chimpancés occidentales, en peligro crítico de extinción, han muerto repentinamente en el santuario de Tacugama (Sierra Leona) tras desarrollar abruptamente ataques de problemas neurológicos, hinchazón intestinal extrema, vómitos y diarrea. Ningún tratamiento médico pudo evitar su inminente muerte.
Esta semana, tras cinco años de investigación, los científicos creen haber identificado al culpable, el «síndrome neurológico y gastroentérico epizoótico» (SGE) causado por una bacteria recién descubierta llamada Sarcina troglodytae.
La bacteria es un miembro del género Sarcina que ya se sabe que afecta a los humanos, causando una muerte insoportablemente dolorosa.
Esto no es sorprendente, dado que los humanos y los chimpancés comparten el 98,8% de nuestra composición genética colectiva, lo que significa que la amenaza de un salto entre especies es clara y presente. Por ejemplo, el ébola y el VIH ya dieron este salto «zoonótico» de los primates a los humanos.
«Hay muy pocos patógenos que infecten a los chimpancés sin infectar a los humanos y muy pocos patógenos que infecten a los humanos sin infectar a los chimpancés», dijo el Dr. Tony Goldberg, profesor de epidemiología de la Universidad de Wisconsin-Madison, coautor del estudio.
La bacteria Sarcina ventriculi se encuentra a veces en los humanos y puede proliferar poco después de la cirugía, causando una condición casi universalmente fatal conocida como gastroenteritis enfisematosa en la que grandes cantidades de gas llenan la pared intestinal, momento en el que la condición tiene una tasa de supervivencia de casi el cero por ciento.
A los investigadores les preocupa que el género Sarcina pueda contener más especies no identificadas que amenacen la salud de humanos y animales.
Afortunadamente, la bacteria no es contagiosa y, por lo tanto, es poco probable que cause una pandemia en un futuro próximo, aunque los investigadores advierten que es necesario un estrecho seguimiento y estudio, ya que la vigilancia de las enfermedades zoonóticas es crucial para prevenir futuros desastres.
Goldberg añadió que no le sorprendería que, «en retrospectiva, reconozcamos que muchas enfermedades humanas y animales que habíamos atribuido a otras cosas están siendo causadas en realidad por versiones de esta bacteria».