(Imagen de portada El 17 cráter formado por una erupción de gas subterráneo, hallado en la península de Yamal, Rusia.instagram.com/arcticroscenter)
La temperatura media en Rusia ha aumentado 0,51C en sólo diez años, frente a la media mundial de 0,18C. Así lo afirma el director del Observatorio Geofísico de Moscú, que habló de enormes consecuencias para el país.
En declaraciones a la agencia de noticias RIA Novosti, Vladimir Kattsov señaló que la rápida aceleración del cambio climático provocará la degradación del permafrost y la reducción del hielo marino en el Ártico, siendo las infraestructuras rusas especialmente vulnerables al aumento de las temperaturas.
«Nadie ha descartado que los cambios récord formen parte de sus propias fluctuaciones climáticas, pero hay una alta probabilidad de que estas tendencias se mantengan o incluso aumenten», dijo.
Kattsov trabaja como director del Observatorio Geofísico Principal Voeikov de Roshydromet, la agencia federal rusa de hidrometeorología.
El científico también dijo que Rusia puede enfrentarse a una afluencia de emigrantes del sur, ya que los que viven en climas más cálidos deciden trasladarse al norte, donde las temperaturas son más soportables.
En marzo, Alexey Kokorin, director del programa de clima y energía de WWF Rusia, también señaló que el ritmo de calentamiento en Rusia se está acelerando más rápido que el mundial y no muestra signos de detenerse.
Con una probabilidad cercana al 100%, la tendencia al aumento de las temperaturas causada por la intensificación del efecto invernadero por parte del hombre continuará», afirmó.
El cambio climático se ha convertido en una de las principales preocupaciones de Rusia, y en los últimos años el Presidente Vladimir Putin, que en su día fue acusado de ser escéptico sobre el tema, ha empezado a comentar con más frecuencia los posibles cambios para el país. En octubre, en su intervención en el Club de Debates Valdai, Putin destacó cómo el calentamiento global podría afectar negativamente a las infraestructuras de Rusia, ya que el 65% del territorio del país está formado por permafrost, y cualquier cambio drástico podría tener consecuencias desastrosas para la economía.
«Afecta a los sistemas de tuberías, a los barrios residenciales construidos sobre el permafrost, etc.», explicó Putin. «Si hasta el 25% de las capas cercanas a la superficie del permafrost, que son unos tres o cuatro metros, se derriten de aquí a 2100, sentiremos el efecto con mucha fuerza».
El año pasado, Alexander Krutikov, viceministro del Extremo Oriente y el Ártico, afirmó que el cambio climático le costará a Rusia nueve billones de rublos (116.000 millones de dólares) debido a los daños en edificios e infraestructuras.
Ese mismo año, un artículo publicado en el New York Times calificaba a Rusia como el país mejor posicionado para «capitalizar el cambio climático», señalando que el deshielo del permafrost abriría mucho más terreno para la agricultura, algo que podría ser muy beneficioso para la economía.