El ex jefe de la agencia de investigación de ovnis del gobierno estadounidense afirma que aviones no identificados con una capacidad muy superior a cualquier tecnología militar o civil conocida han «interferido» en instalaciones nucleares e incluso las han desconectado en el pasado.
Luis Elizondo, que hasta 2017 fue director del Programa de Identificación de Amenazas Aeroespaciales Avanzadas (AATIP) del Pentágono, dijo: «Hemos tenido incidentes en los que estos FANI han interferido y realmente han puesto fuera de servicio nuestras capacidades nucleares».
Dice que estos «Fenómenos Aéreos No Identificados» parecen tener una estrecha afinidad con el agua y están particularmente interesados en las armas nucleares.
«Creo que en este momento hay suficientes datos para demostrar que hay un interés en nuestra tecnología nuclear, un potencial para incluso interferir con esa tecnología nuclear», dijo al Washington Post.
Añadió que, sea lo que sea lo que está detrás de los diversos avistamientos de PAU, la tecnología está muy por encima de todo lo que tenemos actualmente.
«La primera es la velocidad hipersónica. La capacidad de cambiar de dirección instantáneamente», dijo Elizondo.
«Y cuando digo instantáneamente, me refiero a que los seres humanos pueden soportar unas fuerzas de 9 g o algunos de nuestros mejores aviones pueden soportar unos 16 G. Estas cosas hacen 3, 4, 600 Gs en pleno vuelo».
Añadió que la maniobrabilidad a alta velocidad de las naves no identificadas no puede ser igualada por ningún avión militar actual. Se ha observado que los UAP realizan giros de noventa grados a velocidades hipersónicas.
El avión militar más rápido conocido, el SR-71 Blackbird de la USAF, puede superar Mach 3, más de 2.000 mph, pero si su piloto quisiera hacer un giro a esas velocidades, «se necesita aproximadamente la mitad del estado de Ohio para hacerlo»
A la hora de explicar los PAU, añade Elizondo, «realmente sólo había tres posibilidades».
Podrían ser un proyecto militar clasificado de EE.UU., tecnología masivamente avanzada de una potencia extranjera hostil o, dice, «algo totalmente diferente».
Elizondo afirma que la explicación estadounidense está más o menos descartada y que tampoco parece que los aviones anómalos hayan sido construidos por Rusia.
Señalando que los avistamientos de OVNIs han sido reportados desde el final de la Segunda Guerra Mundial, dice que es muy improbable que China haya sido capaz de desarrollar una tecnología sin precedentes a principios de los años cincuenta y luego lograr mantenerla en secreto durante más de medio siglo.
El ex director de inteligencia de Donald Trump, John Ratcliffe, dijo en marzo que hay «muchos más avistamientos de los que se han hecho públicos».
Dijo que los objetos «han sido vistos por pilotos de la marina o de la fuerza aérea, o han sido captados por imágenes satelitales, que francamente realizan acciones que son difíciles de explicar, movimientos que son difíciles de replicar, para los que no tenemos la tecnología».