Los asteroides «rojos», llamados 203 Pompeja y 269 Justitia, son ricos en la química de la vida y parecen haber llegado desde mucho más lejos en el Sistema Solar
Hay millones de asteroides en el Cinturón de Asteroides entre Marte y Júpiter, pero los astrónomos han detectado dos que no deberían estar allí.
Los científicos dirigidos por Sunao Hasegawa, de la agencia espacial japonesa JAXA, afirman que los dos objetos son «rojos» -lo que indica que contienen material orgánico-, a diferencia de los asteroides «azules» que se encuentran habitualmente en el cinturón de asteroides.
Los dos objetos, que han sido bautizados como 203 Pompeja y 269 Justitia, orbitan a unas 2,7 y 2,6 veces la distancia de la Tierra al Sol.
Lo que los hace interesantes para los astrónomos es que tienen una gran cantidad de material orgánico «rojo», como carbono y metano, que normalmente se encuentra en objetos que orbitan mucho más lejos en el Sistema Solar.
«Para tener estos elementos orgánicos, es necesario tener inicialmente mucho hielo en la superficie», explicó Michaël Marsset, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), que es uno de los coautores de la investigación.
«Así que debieron formarse en un entorno muy frío», añadió. «Luego la irradiación solar del hielo crea esos complejos orgánicos».
La presencia de los asteroides en una órbita tan cercana refuerza la teoría de que el Sistema Solar primitivo era un sitio caótico de «mesa de billar» de objetos, a diferencia del sistema comparativamente estable que vemos hoy.
Josh Emery, científico planetario de la Universidad del Norte de Arizona, declaró al New York Times
«Hace tiempo que se habla de una fracción de asteroides procedentes del cinturón de Kuiper».
Añadió que la investigación del MIT «definitivamente da un paso» hacia la confirmación de la teoría de que el Sistema Solar fue una vez un lugar mucho más caótico y peligroso.
Karin Öberg, experta en la evolución del Sistema Solar de la Universidad de Harvard, cree que el Sistema Solar primitivo era «muy dinámico» y que la presencia de estos objetos ricos en materia orgánica de los confines del Sistema Solar es «un descubrimiento emocionante con implicaciones para los orígenes de la vida».
La química de estos objetos podría proporcionar valiosas pistas sobre cómo los componentes básicos de la vida llegaron a la joven Tierra.
El siguiente paso, dice Josh Emery, podría ser una sonda para tomar muestras de las superficies de 203 Pompeja y 269 Justitia .