CIENTÍFICOS de la Universidad de Arizona han advertido que las continuas emisiones de gases de efecto invernadero amenazan con desestabilizar la corriente en chorro del Atlántico Norte, lo que provocaría más inundaciones, tormentas y condiciones meteorológicas extremas.
La nueva investigación ha demostrado que la posición de la corriente en chorro del Atlántico Norte ha cambiado en los últimos 1.250 años y ha aumentado su intensidad. La corriente en chorro del Atlántico Norte se refiere a un núcleo de viento a unos ocho o nueve kilómetros por encima de la superficie de la Tierra que sopla de oeste a este.
También conocido como «chorro polar», es responsable de un 10% y un 15% de la variación de las precipitaciones y temperaturas anuales en el este de Norteamérica y el oeste de Europa.
Los científicos de Arizona descubrieron que la posición de la corriente en chorro podría salirse del rango de variabilidad natural a partir de 2060 si no se reducen las emisiones de gases de efecto invernadero.
Esto traería consigo fenómenos meteorológicos potencialmente devastadores a ambos lados del Atlántico.
Pero no se sabe mucho sobre cómo varió la corriente en chorro en el pasado, y se especula mucho sobre cómo variará en el futuro.
El equipo de investigación recogió muestras de núcleos de hielo glacial en casi 50 lugares de la capa de hielo de Groenlandia para reconstruir los cambios en el viento en el Atlántico Norte desde el siglo VIII.
Las pruebas sugieren que la variabilidad natural ha ocultado hasta ahora el efecto del calentamiento causado por la actividad humana en lo que se denomina dinámica atmosférica de latitudes medias en escalas de tiempo anuales y más largas.
Esto significa que se alejaría de su posición habitual.
Matthew Osman, de la Universidad de Arizona, dirigió el estudio.