Una fuente de potentes señales de radio procedentes del espacio lejano ha profundizado en el misterio de las ráfagas de radio rápidas.
Un análisis de los datos recogidos sobre la fuente de ráfagas de radio rápidas FRB121102 en 2019 ha contabilizado 1.652 ráfagas escupidas en un lapso de solo 47 días.
Estableciendo un récord de la mayor actividad exhibida por una fuente de ráfagas de radio rápidas hasta el momento, las observaciones proporcionan suficientes detalles para realizar una búsqueda exhaustiva de periodicidad, es decir, intervalos de tiempo regulares entre ráfagas similares.
No se encontró ningún signo de periodicidad, lo que, según los investigadores, plantea importantes problemas para reducir la fuente a un objeto compacto giratorio, como una estrella muerta altamente magnética, o magnetar.
Esto sugiere fuertemente que puede haber más de un mecanismo que produzca estas potentes ráfagas de radiación, y que tenemos un largo camino por recorrer antes de averiguarlo todo.
Desde su descubrimiento en 2007, las ráfagas de radio rápidas han desconcertado a los astrónomos. Como su nombre indica, son ráfagas de luz en el espectro de radio que estallan con extrema rapidez, con apenas unos milisegundos de duración.
La mayoría de las que podemos rastrear tienen su origen en galaxias situadas a millones o miles de millones de años luz, pero son increíblemente potentes: en esos milisegundos, una ráfaga de radio rápida puede descargar tanta energía como cientos de millones de soles.
La mayoría de las veces, las fuentes de ráfagas de radio rápidas estallan una vez y luego no volvemos a saber de ellas, lo que hace que sean imposibles de predecir y muy difíciles de rastrear. Y no sabemos qué las causa, aunque una detección reciente aquí mismo, en nuestra galaxia, apunta con bastante fuerza a un tipo de estrella de neutrones llamada magnetar.
La investigación se ha publicado en Nature .
