Cientos de barcos se hundieron o naufragaron durante la Segunda Guerra Mundial. Los arqueólogos marinos descubren a diario nuevos pecios y encuentran toneladas de fascinantes objetos. El petrolero alemán Franken fue bombardeado por aviones de guerra rusos el 8 de abril de 1945.
Debía reabastecer a dos grupos navales alemanes cuando un torpedo envió al buque al fondo de la bahía de Gdansk, cerca de Polonia. Llevaba 1,5 millones de litros de combustible a bordo.
Más de 100 naufragios han sido clasificados por la Fundacja MARE, una organización polaca que tiene como objetivo proteger los ecosistemas marinos en el mar Báltico, como de «alta prioridad» debido a los niveles de combustible que contienen.
El Franken es uno de los más preocupantes.
Más de 70 años después, un equipo que investiga el pecio descubrió que corre un grave riesgo de derrumbarse y liberar el petróleo que contiene.
Si esto ocurre, devastaría el medio ambiente y la economía de toda la región.
El Dr. Benedykt Hac, del Instituto Marítimo de Gdank, declaró al Baltic Daily hace tres años: «La corrosión progresiva significa que el acero que recubre el casco y el interior del barco es cada vez más fino, y la probabilidad de que el pecio se derrumbe por su propio peso es cada vez mayor».
Las investigaciones concluyeron que era «solo cuestión de tiempo» que el barco comenzara a derramar petróleo en la bahía de Gdansk y en el mar