Un nuevo informe de las Naciones Unidas afirma que casi 400 civiles han muerto en ataques en Afganistán desde la toma del poder por los talibanes, más del 80 por ciento a manos de un grupo afiliado al ISIL (ISIS).
Se trata del primer informe importante sobre derechos humanos desde que los talibanes arrebataron el poder al anterior gobierno respaldado por Estados Unidos en agosto, lo que ha suscitado la preocupación de Occidente por un retroceso más amplio de los derechos de las mujeres, los periodistas y otras personas.
Abarca el periodo comprendido entre agosto de 2021 y finales de febrero y afirma que 397 civiles murieron en su mayoría en una serie de atentados perpetrados por el grupo Estado Islámico en la Provincia de Jorasán, ISKP (ISIS-K).
Más de 50 personas presuntamente vinculadas al grupo armado fueron asesinadas en el mismo periodo, según el informe, y algunas fueron torturadas y decapitadas y abandonadas al borde de la carretera.