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Los científicos han descubierto compuestos químicos altamente reactivos que se forman en condiciones atmosféricas naturales pero que podrían suponer una amenaza para la salud humana y el medio ambiente. Aunque se había teorizado sobre la existencia de estos compuestos -llamados trióxidos y formados por tres átomos de oxígeno unidos-, investigadores de la Universidad de Copenhague confirmaron su presencia en el aire en un artículo publicado el jueves en la revista Science.

Los trióxidos son extremadamente inflamables y explosivos. Se forman a partir de la descomposición atmosférica de sustancias comunes emitidas a la atmósfera, como el isopreno y el sulfuro de dimetilo; de hecho, «a partir de casi todos los compuestos químicos», según el coautor Jing Chen. Creados por reacciones entre dos tipos de radicales, persisten desde unos minutos hasta varias horas, tiempo durante el cual pueden reaccionar con otros compuestos del aire.

Durante ese tiempo, es probable que las sustancias químicas recién descubiertas sean capaces de penetrar en los aerosoles, que son partículas diminutas transportadas por el aire, y podrían provocar riesgos para la salud que den lugar a enfermedades cardiovasculares y respiratorias, observaron los investigadores. Los nuevos compuestos que se forman cuando los trióxidos se combinan con los aerosoles no han sido estudiados y se desconocen sus efectos en los seres humanos.

Además, los investigadores señalaron que los trióxidos podrían influir en la cantidad de partículas de aerosol que se producen. Esto podría influir en aspectos del clima, como la cantidad de luz solar que se refleja en el espacio o se absorbe en la formación de nubes, lo que a su vez afecta a la temperatura de la Tierra.

Aunque el coautor del estudio, Kristan Moller, señaló que «la mayor parte de la actividad humana conlleva la emisión de sustancias químicas a la atmósfera», su compañera Eva Kjaergaard señaló que los compuestos recién descubiertos no eran en sí mismos una novedad en la atmósfera, afirmando que «estos compuestos siempre han existido, sólo que no los conocíamos».

Los investigadores, por tanto, no están preocupados, a pesar de los peligros potenciales que supone su descubrimiento. Por el contrario, lo ven como una oportunidad. «El hecho de que ahora tengamos pruebas de que los compuestos se forman y viven durante cierto tiempo significa que es posible estudiar su efecto de forma más específica y responder si resultan ser peligrosos», explicó el autor principal, Henrik Kjaergaard.

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