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Los científicos han reanimado recientemente células de órganos de cerdos que habían muerto horas antes. La nueva investigación podría tener importantes implicaciones para los trasplantes de órganos e incluso para la reanimación.


Científicos de la Universidad de Yale construyeron un sistema de bombas y tubos que se conectaban a las arterias de cerdos muertos y bombeaban sus sistemas cardiovasculares con una mezcla de sangre y 13 fármacos diferentes.


Llamaron al sistema OrganEx, y se basa en una investigación anterior que permitió a los científicos mantener vivos los cerebros de los cerdos durante horas después de separarlos de sus cuerpos. El sistema utilizado en ese experimento se llamaba BrainEx.


Compararon sus resultados con los de cerdos sin tratamiento y con los de cerdos conectados a máquinas de oxigenación por membrana extracorpórea (ECMO), más conocidas como máquinas de soporte vital. Al cabo de seis horas, los científicos empezaron a observar una mejora de la circulación y cierta reparación celular. También detectaron algunas contracciones y actividad eléctrica en los corazones de los cerdos, pero los corazones no se habían reiniciado completamente.

En un momento impactante que recuerda a las malas películas de zombis, los cuellos, cabezas y torsos de los cerdos comenzaron a moverse por su propia cuenta y los científicos no están seguros de por qué. No detectaron ninguna actividad en los cerebros de los cerdos muertos. Una de las hipótesis es que las señales pueden proceder de la médula espinal, que puede controlar algunos movimientos del cuerpo. Aunque sus cerebros no se reactivaron, el tejido estaba mejor conservado en comparación con los cerdos muertos que no recibieron tratamiento o que estaban conectados a las máquinas de ECMO.


Además del corazón, los científicos observaron una mayor actividad en el hígado y otros órganos vitales de los cerdos, que respondieron a la presencia de glucosa mucho más que los cerdos que no recibieron tratamiento o fueron conectados a las máquinas de ECMO, lo que implica que la actividad metabólica se había reanudado.


Una de las investigadoras afirmó que si los resultados pueden reproducirse en humanos, podrían tener un impacto tan profundo en la longevidad humana como la invención de la reanimación cardiopulmonar y los respiradores. Afirmó que podría utilizarse para preservar los órganos para trasplantes, lo que aumentaría en gran medida el número de órganos disponibles, o incluso podría utilizarse algún día para reanimar a personas próximas a la muerte.
Aunque se necesitan más estudios no sólo para adoptar la técnica para los humanos, sino también para probar la viabilidad de los órganos recuperados, Gabriel Oniscu dijo a Nature que el estudio es un «hito» potencial que podría «aumentar enormemente el número de órganos que podrían recuperarse para el trasplante».

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