La poderosa erupción del Hunga Tonga-Hunga Ha’apai del pasado mes de enero expulsó una cantidad récord de agua, empeorando el agotamiento de la capa de ozono, según han concluido los científicos de la NASA Luis Millán y su equipo.
Según su estudio, que examina el contenido de agua expulsado por la erupción submarina, la explosión del 15 de enero envió unos 146 teragramos (equivalentes a 146 billones de gramos) de vapor de agua a la estratosfera de la Tierra, suficiente para llenar más de 58.000 piscinas olímpicas.
Esta cantidad equivale al 10% del agua ya presente en la capa atmosférica, que se encuentra entre 12 y 53 kilómetros por encima de la superficie de la Tierra, según el estudio publicado en la revista Geophysical Research Letters.
El vapor de agua adicional provocado por la erupción submarina podría desencadenar «ciertas reacciones químicas», lo que provocaría un empeoramiento temporal de la capa de ozono, indicó la agencia espacial en un comunicado.
«Nunca hemos visto nada parecido», dijo Millan, científico atmosférico del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA en el sur de California.
A diferencia de otras erupciones volcánicas masivas como el Krakatoa y el Monte Pinatubo, que enfriaron la superficie de la Tierra al expulsar gases, polvo y cenizas, la erupción del Tonga «podría influir en las temperaturas de la superficie».
Los científicos observaron que el volcán Tonga no inyectó grandes cantidades de aerosoles en la atmósfera de la Tierra, y la cantidad de vapor que permanecerá en la estratosfera podría absorber el calor, lo que podría provocar un aumento de la temperatura de la superficie.
Sin embargo, el aumento de la temperatura de la superficie no sería «suficiente para exacerbar notablemente los efectos del cambio climático».
Millán y su equipo utilizaron los datos captados por el instrumento Microwave Limb Sounder (MLS) del satélite Aura de la NASA para analizar el impacto de la gran cantidad de vapor de agua inyectada en la estratosfera.
Los científicos creen que la profundidad de la caldera del volcán, que estaba a 150 metros por debajo de la superficie del océano, aportó una gran potencia para arrojar agua en cantidades enormes. Una caldera es una depresión en forma de cuenca que suele formarse después de que el magma entre en erupción o se vacíe de una cámara poco profunda debajo del volcán.