Dos ríos del este de Uganda se han desbordado tras las fuertes lluvias que han caído este fin de semana en la ciudad de Mbale. Alrededor de 400.000 personas se han quedado sin agua potable tras la catástrofe, y 5.000 acres de cultivos han sido destruidos. Se ha informado de la muerte de al menos 24 personas, y es probable que el número de víctimas aumente.
Edward Simiyu, de la ONG Mercy Corps Uganda, citó el cambio climático como un factor que ha contribuido al clima extremo. Las inundaciones en la zona de Mbale han aumentado en los últimos cinco años, con un deslizamiento de tierra que destruyó una escuela en Uganda en 2018, matando a decenas de personas.
«La situación es muy grave», dijo Simiyu. «Se necesitan muchos equipos médicos sobre el terreno. Se están recuperando cadáveres y cada vez hay más heridos».
«Creemos que esto está siendo alimentado por el cambio climático, porque hemos tenido fuertes lluvias antes, pero no a esta escala», añadió Simiyu.
Al menos tres instalaciones sanitarias han resultado dañadas por las inundaciones repentinas, y los heridos tienen que recorrer hasta 100 kilómetros para llegar al hospital más cercano. Los intentos de rescatar a los habitantes de la ciudad de Mbale también se han visto retrasados por las fuertes lluvias.