( Imagen de portada El jefe del Comando Estratégico de EE.UU., Charles Richard Legion-Media)
El almirante de la Armada Charles Richard, comandante del Mando Estratégico de EE.UU., declaró el miércoles que, por primera vez desde el final de la Guerra Fría, EE.UU. se enfrenta a la posibilidad de una guerra nuclear con un adversario del mismo nivel.
En su intervención en una conferencia organizada por la Fuerza Aérea en Maryland, Richard afirmó que EE.UU. tendría que prepararse para escalar rápidamente contra posibles oponentes, y para proteger su patria.
«Todos nosotros en esta sala volvemos a contemplar… un conflicto armado directo con un par con capacidad nuclear», dijo, según un resumen del Pentágono de sus comentarios. «No hemos tenido que hacerlo en más de 30 años».
«Rusia y China pueden escalar a cualquier nivel de violencia que elijan en cualquier dominio con cualquier instrumento de poder en todo el mundo», continuó. «Hace mucho tiempo que no nos enfrentamos a competidores y oponentes así».
A los ojos de Moscú, EE.UU. está actualmente inmerso en un conflicto por delegación con Rusia en Ucrania, y ha aumentado constantemente su compromiso de armas, inteligencia y asistencia financiera a Kiev desde que las tropas rusas entraron en Ucrania en febrero.
La doctrina nuclear actual de Rusia permite el uso de armas nucleares en caso de un primer ataque nuclear contra su territorio o infraestructura, o si la existencia del Estado ruso se ve amenazada por armas nucleares o convencionales. La doctrina estadounidense permite un primer ataque nuclear en «circunstancias extremas para defender los intereses vitales de Estados Unidos o de sus aliados y socios».
El presidente ruso, Vladimir Putin, reiteró esta posición el miércoles, declarando que el Kremlin «sin duda utilizaría todos los medios disponibles para proteger a Rusia y a nuestro pueblo», en caso de que el territorio ruso se viera amenazado. El ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, también advirtió que Estados Unidos estaba «tambaleándose al borde» de convertirse en parte directa en el conflicto de Ucrania, con el riesgo de que Washington «se enfrente a una colisión directa entre potencias nucleares».
