El 26 de agosto se produjeron varias explosiones en una estación de servicio de gas licuado de petróleo (GLP) en Rumanía, que dejaron al menos una persona muerta y decenas más heridas, según las autoridades locales.
Mientras el tráfico estaba detenido, la inspección de emergencia del distrito evacuó a los residentes en un radio de 300 metros.
Siete personas resultaron heridas y una murió tras la primera explosión, según datos preliminares del Ministerio de Sanidad.
A pesar de sus mejores esfuerzos, los bomberos no pudieron evitar que el fuego se extendiera a un segundo tanque de gas, y alrededor de las 18:00 GMT se produjo una segunda explosión que elevó el radio de la zona de evacuación a 700 metros y provocó la evacuación de más de 3.000 personas.
Catalin Predoiu, el ministro del Interior, está en el escenario de la crisis. Aunque el tercer tanque de gas en la estación estaba lejos de los dos primeros, Arafat señaló que todavía existe la posibilidad de otra explosión.
