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El portal SpaceWeather informó que durante la noche del martes al miércoles 1 de noviembre se produjo la erupción de un filamento magnético solar. Esta erupción generó un gigantesco «cañón de fuego» en el hemisferio sur del Sol.
Los filamentos son formados por material solar y campos magnéticos, creando arcos grandes y brillantes que se extienden desde la superficie visible de la gran estrella. Cuando son observados desde el borde solar, a estos objetos también se les denomina protuberancias solares.
Cuando entran en erupción, los filamentos tienen la capacidad de generar estallidos solares y eyecciones de masa coronal (CME, por sus siglas en inglés). Se ha documentado que las CME pueden desprender enormes nubes de plasma y campos magnéticos hacia el sistema solar.
De acuerdo a estimaciones presentadas por Space.com, el estallido que ocurrió recientemente alcanzó una medida de aproximadamente 10.000 kilómetros de ancho, lo cual es casi el doble de la extensión horizontal del territorio de los Estados Unidos. Además, se estima que su longitud fue de 100.000 kilómetros.
Keith Strong, un experto en física solar, explicó que el filamento solar, en un principio, empezó a desplazarse de manera pausada. Sin embargo, en un momento dado, experimentó una aceleración inesperada, volviéndose altamente inestable y, finalmente, provocando una erupción.
Según SpaceWeather, se aclaró que los restos del estallido del filamento no alcanzarían nuestro planeta. Sin embargo, afirmó que el miércoles se registraron erupciones solares de categoría M en la parte más alejada al sureste del Sol. Además, se menciona en el portal que el lugar de origen de esta actividad, la cual estará apuntando hacia nuestro planeta en los próximos días, es la mancha solar AR3477.