Frecuentemente, los terremotos suceden en los límites de las placas tectónicas, cuando los movimientos súbitos de las placas liberan energía acumulada, generando ondas sísmicas que causan temblores que son conocidos por muchas personas alrededor del mundo. Menos frecuentemente, los terremotos suceden en el interior de las placas tectónicas (intraplacas) en áreas de vulnerabilidad, tales como la reactivación de fallas o grietas antiguas.
A lo largo de los registros históricos e instrumentales, se han registrado más de 4.200 terremotos en la Península de Corea. La mayoría de estos terremotos se clasificaron en las categorías 1 a 4, pero alrededor del 20% fueron de categoría 5, causando daños estructurales a algunos edificios. En 2016, Gyeongju experimentó el terremoto más grande registrado en la región, con una magnitud de 5,8. Este evento provocó daños adicionales como fracturas en el suelo y licuefacción, donde los sedimentos sueltos y saturados perdieron fuerza debido a las sacudidas, lo que resultó en el colapso de las estructuras superiores en el suelo.
Un reciente estudio, divulgado en Quaternary Science Reviews, ha examinado la hipótesis de que la actividad sísmica pueda ser desencadenada por los ciclos glaciales a nivel mundial de la Tierra. Man-Jae Kim and Hee-Kwon Lee, from Kangwon National University de Corea del Sur, investigaron el posible vínculo con los períodos interglaciales que ocurren en ciclos de 100.000 años.
Los hallazgos de este estudio son significativos para la actividad sísmica actual, ya que el cambio climático está intensificando el deshielo de los glaciares y, por consiguiente, el incremento del nivel del mar, lo que podría provocar más terremotos en el futuro. Se necesitará que las zonas propensas a terremotos desarrollen estrategias para reducir los impactos sociales, ambientales y económicos causados por los sismos.
El estudio completo en sciencedirect.com