Casi la mitad de los bosques que componen la selva amazónica van camino de colapsarse en los próximos 16 años, según ha anunciado hoy un equipo internacional de científicos.
Las sequías, la deforestación y los incendios amenazan la selva, según un nuevo estudio, según el cual entre el 10% y el 47% de los bosques tropicales podrían estar tan deteriorados y degradados en 2050 que entrarán en una espiral descendente de declive del ecosistema.
La selva amazónica, descrita a veces como «los pulmones de la Tierra» porque sus árboles producen gran parte del oxígeno del planeta, depende de las lluvias torrenciales. Si los niveles de humedad siguen bajando como hasta ahora, los bosques cruciales podrían acabar convertidos en pastizales.
Según el estudio, hasta el 38% de la selva amazónica restante ha sido degradada por la tala, los incendios bajo el dosel y las repetidas sequías extremas, mientras que las redes de carreteras están extendiendo los daños por todo el núcleo del ecosistema.
Los autores del estudio explican que las antiguas relaciones naturales entre las condiciones ambientales y el ecosistema de la selva amazónica están siendo sustituidas por otras nuevas, lo que está dificultando rápidamente la vida de la fauna autóctona y de los habitantes de la cuenca del Amazonas.
Los árboles, plantas, animales y seres humanos que viven en la selva han evolucionado durante millones de años para hacer frente a las condiciones cálidas y húmedas del clima local, así como a las inundaciones estacionales y al suelo poco profundo, arenoso y pobre en nutrientes.
Pero a medida que los incendios forestales y las sequías se hacen más frecuentes, las plantas y los animales no pueden adaptarse con suficiente rapidez para hacer frente a las cambiantes condiciones.
Además, la pérdida de bosque en una zona puede provocar «un bucle de retroalimentación autopropulsado» que lleve a la pérdida de otras zonas de bosque, según el estudio publicado en la revista Nature.