( Imagen de portada referencial )
La ONU la ha descrito como «la plaga migratoria más destructiva del mundo».
Y ahora un nuevo estudio advierte de que el cambio climático podría desencadenar gigantescas «megaenjambres» de langostas.
Expertos de la Universidad Nacional de Singapur afirman que los vientos y lluvias extremos pueden provocar brotes de langostas del desierto mayores y peores, ya que es probable que el cambio climático provocado por el hombre intensifique los patrones meteorológicos y aumente el riesgo de brotes.
Los investigadores advierten de que estos megaenanos podrían tener efectos devastadores en la cadena alimentaria mundial.
Xiaogang He, autor del estudio, afirma: «Si no se abordan estos riesgos, los sistemas de producción de alimentos podrían verse sometidos a mayores presiones y la inseguridad alimentaria mundial podría agravarse».
Descubrieron que 10 países, incluidos Kenia, Marruecos, Níger, Yemen y Pakistán, experimentaron la mayoría de los brotes de langostas entre las 48 naciones afectadas.
El peor brote de langostas del desierto en 25 años golpeó África oriental en 2019 y 2020, cuando los insectos arrasaron cientos de miles de acres de tierras de cultivo y dañaron cultivos, árboles y otra vegetación, lo que afectó la seguridad alimentaria y los medios de subsistencia.
Los investigadores también hallaron un fuerte vínculo entre la magnitud de los brotes de langosta del desierto y las condiciones meteorológicas y terrestres, como la temperatura del aire, las precipitaciones, la humedad del suelo y el viento.