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Una llamarada de energía cataclísmica atravesó nuestra galaxia, la Vía Láctea, hace unos 3,5 millones de años, dice un equipo de astrónomos.

Dicen que la llamada bengala Sifter comenzó cerca del agujero negro súper masivo en el centro de la galaxia.

El impacto se sintió a 200.000 años luz de distancia.

El descubrimiento de que el centro de la Vía Láctea era más dinámico de lo que se pensaba puede llevar a una reinterpretación completa de su evolución.

La galaxia de la Vía Láctea está deformada y retorcida, no es plana.
«Estos resultados cambian drásticamente nuestra comprensión de la Vía Láctea», dice la coautora Magma Guglielmo de la Universidad de Sydney.

«Siempre pensamos en nuestra Galaxia como una galaxia inactiva, con un centro no tan brillante», añadió.

La llamarada creó dos enormes «conos de ionización» que atravesaron la Vía Láctea.

El equipo – liderado por el Profesor Joss Bland-Hawthorn de Australia – usó los datos recopilados por el Telescopio Espacial Hubble para calcular cuándo tuvo lugar la explosión masiva de radiación de alta energía.

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