El cometa 2I/Borisov capturó la imaginación del público como el segundo objeto interestelar conocido en pasar por nuestro sistema solar, despertando esperanzas de alguna forma de contacto con vida extraterrestre avanzada.
Había muchas esperanzas de que pudiéramos encontrar algún signo de vida extraterrestre desarrollada en el cometa, pero tristemente un reciente anuncio del proyecto Breakthrough Listen confirma que no se encontraron firmas tecnológicas o rastros (que pudiéramos detectar) que pudieran insinuar que la vida inteligente ha interactuado con el cometa.
El anuncio fue revelado por los científicos del SETI (Search for Extraterrestrial Intelligence) en la reunión anual de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS) este mes.
«Si el viaje interestelar es posible, lo cual no sabemos, y si otras civilizaciones están ahí fuera, lo cual no sabemos, y si están motivadas para construir una sonda interestelar, entonces alguna fracción mayor que cero de los objetos que están ahí fuera son dispositivos interestelares artificiales», explicó el astrónomo Steve Croft del Centro de Investigación SETI de la Universidad de California en Berkeley.
El primer objeto interestelar que la humanidad encontró, Oumuamua, generó una cantidad similar de publicidad, llevando a algunos cerebritos de Harvard a especular sobre si podría ser en realidad una «nave espacial alienígena». Lamentablemente, no lo era.
Al igual que con el cometa 2I/Borisov, los investigadores del SETI escanearon Oumuamua en busca de señales de radio que probaran que el objeto tenía algo – cualquier cosa – tecnológico a bordo que apuntara a otra civilización espacial ahí fuera en el cosmos.
«Buscábamos una señal que probara que este objeto incorpora alguna tecnología – que era de origen artificial», explicó en 2018 el astrofísico Gerry Harp del Instituto SETI.
«No encontramos ninguna emisión de este tipo, a pesar de una búsqueda bastante sensible».
Sin embargo, esto no desmiente completamente la presencia de tecnología alienígena a bordo de las rocas espaciales; sólo significa que no podemos encontrar ningún rastro de ella usando nuestros métodos y equipos actuales, que están buscando tecnologías específicas.
Mientras tanto, los investigadores de Breakthrough Listen han publicado casi dos petabytes de datos de estudio de radiotelescopios, que ahora están haciendo esfuerzos para cribar con la esperanza de encontrar tecnofirmaciones o fenómenos astronómicos naturales no descubiertos.
Entre el vasto tesoro de datos hay un subconjunto de emisiones de radio de 20 sistemas estelares cercanos en la Zona de Tránsito de la Tierra (lo que significa que están en el ángulo justo para ver pasar nuestro planeta frente a nuestro sol, desde su perspectiva) que son la próxima y gran esperanza para la humanidad de encontrar nuestros homólogos entre las estrellas.
«Así es como descubrimos otros exoplanetas, por lo que tiene sentido extrapolar y decir que así podría ser como otras especies inteligentes encuentran también planetas», dijo la investigadora principal Sofía Sheikh de la Universidad de Penn State.