Un descubrimiento fascinante podría haber sacado a la luz los restos fosilizados del Arca de Noé, un hallazgo que ha dejado atónitos a los investigadores y ha encendido la imaginación de los creyentes. Un equipo internacional de científicos ha desenterrado lo que podría ser el legendario barco bíblico, una formación geológica con forma de nave que ha sido considerada durante siglos como el sitio donde descansaron los restos del Arca. Este misterioso montículo, que se encuentra en la región de Durupinar, está siendo meticulosamente analizado por los expertos, quienes están convencidos de que podrían estar al borde de un hallazgo monumental.
La formación en cuestión, ubicada a solo 35 kilómetros al sur del Monte Ararat, en Turquía, es una estructura de 164 metros de largo compuesta de limonita, un mineral de hierro. Los investigadores creen que esta formación podría ser los restos de un gigantesco barco que, según ellos, quedó sumergido por una inundación catastrófica ocurrida hace unos 5.000 años, coincidiendo con la fecha de la gran inundación mencionada en la Biblia. La peculiar forma y dimensiones de la estructura coinciden inquietantemente con las características del Arca de Noé, tal como se describe en el Antiguo Testamento: 300 codos de largo, 50 codos de ancho y 30 codos de alto. Además, la Biblia menciona que el Arca “reposaba sobre los montes de Ararat”, y este hallazgo se encuentra justo al pie de esa misma montaña.
Recientemente, los científicos han descubierto nuevas evidencias en las muestras de suelo extraídas de la zona, lo que ha fortalecido la hipótesis. Los análisis han revelado rastros de materiales arcillosos, depósitos marinos e incluso restos de mariscos, todos ellos fechados entre 3.500 y 5.000 años, lo que sugiere que la región estuvo sumergida bajo el agua en ese entonces. Los expertos creen que este hallazgo apunta a una inundación masiva que podría haber arrasado con todo lo que se encontraba a su paso, lo que refuerza la posibilidad de que los restos del Arca de Noé estén, efectivamente, enterrados en esta remota región turca. Este descubrimiento podría reescribir nuestra comprensión histórica y arqueológica de uno de los relatos más célebres de la Biblia.