Un estudio de la Universidad de Exeter revela que las grandes inundaciones ocurren desde hace milenios y no son exclusivas del cambio climático actual.
Aunque eventos recientes como las inundaciones en España, Alemania o Pakistán han sido calificadas como «sin precedentes», un nuevo estudio científico sugiere que este tipo de fenómenos extremos ya ocurrieron miles de años atrás, incluso con mayor intensidad.
La investigación, liderada por el profesor Stephan Harrison, se basa en registros de paleoinundaciones —huellas geológicas que muestran inundaciones históricas— en zonas como el Bajo Rin (Alemania y Países Bajos), el Alto Severn (Reino Unido) y la región de Valencia (España).
El estudio, publicado en la revista Climatic Change, analiza la «frecuencia y magnitud reales» de las inundaciones pasadas, cuando las emisiones de gases de efecto invernadero de origen humano eran bajas. Los resultados muestran que muchas de las crecidas fluviales del pasado fueron tan o más intensas que las actuales.
Según el equipo de investigación, se identificaron al menos 12 inundaciones en los últimos 8.000 años que superan los niveles registrados en la era moderna. Esto pone en duda la idea de que las inundaciones actuales sean completamente inéditas.
“Las inundaciones modernas parecen extraordinarias, pero si miramos atrás en el tiempo, no son tan excepcionales como creemos”, explicó Harrison.
El equipo aclara que el cambio climático actual sí influye en el aumento de precipitaciones —ya que el aire más cálido puede retener más humedad—, pero también advierte que existen múltiples causas naturales de inundaciones, como:
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Tormentas convectivas (lluvias intensas y rápidas)
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Derretimiento de nieve invernal
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Fallas en infraestructuras hidráulicas
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Mareas de tormenta o drenajes bloqueados
Una mirada al pasado para entender el presente
Este enfoque histórico permite a los científicos comprender mejor la frecuencia real de estos fenómenos y evitar una visión limitada basada solo en datos recientes.
El estudio sugiere que combinar el conocimiento del pasado con el análisis climático moderno es clave para gestionar el riesgo hídrico en el futuro.